La escuela que queremos
La escuela que queremos
Tras las cosas tal como son hay también una promesa, la exigencia de cómo debieran ser, escribió Claudio Magris en Utopía y desencanto. La escuela que queremos es la escuela como debería ser. No la escuela que es ni la escuela que muchos se empeñan que sea. Es la escuela que nosotros queremos para nuestros hijos. Es también la escuela que podemos construir hoy, la escuela que en muchos casos ya estamos construyendo. Cada uno de nosotros desde nuestras aulas y desde nuestras responsabilidades. Es más incluso, no es sólo la escuela que queremos, es también la escuela en la que creemos. Es nuestra escuela. Y, por tanto, es nuestra responsabilidad. Si la mejor manera de inventar el futuro es construirlo. Construyamos la escuela con la que soñamos. Construyamos nosotros la escuela para el mundo que queremos vivir.
La escuela que queremos reclama nuestro derecho…
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Parece ser que la idea de la “escuela que queremos” no puede ya sobrevivir si no pensamos también y la relacionamos con la tecnología educativa. ¿La tecnología hace que la educación sea mejor y por ello se pueda llegar a convertir la escuela en lo que deseamos? Por supuesto que sí, partiendo del hecho de que se puede volver de esta manera universal. Pero como se señala en el texto, hay un gran problema con la tecnología, ya que “ha resultado ser casi siempre una promesa incumplida”. Esto se debe principalmente, a que intentamos volver la educación tecnológica y no “educamos a la tecnología”, que sería realmente lo interesante.
La escuela que queremos, o utópica para mí, sería aquella que incluye las tecnologías en sus aulas progresivamente, de esta manera el alumnado aprendería con ella y de ella, de una forma constructivista. Piaget, precursor de esta teoría del aprendizaje, seguramente se interesaría por este tema, ya que algunas de las características de estas tecnologías son tales como, el sujeto aprende en un contexto cultural construyendo significados y el conocimiento se va creando de forma activa gracias a diversos lenguajes, aspectos los cuales coinciden de lleno con las teorías constructivistas. Sería muy interesante, que Piaget en algunos de sus libros hubiera dedicado algún capítulo a este tema que trae tan angustiados a algunos públicos.
La escuela que queremos, la escuela en la que creemos tiene que ser una escuela interactiva en la que todos se impliquen.
Es aquella que prepara a nuestros hijos para el futuro, adaptada a la cultura digital en que vivimos.
La tecnología es un soporte imprescindible en las nuevas escuelas y en la educación de nuestros hijos, pero no es la solución a todos los problemas…
La transformación educativa tendrá en cuenta a la tecnología, pero no podrá olvidar otros elementos indispensables como son los conocimientos o el propio profesorado.